Puede adquirir la revista completa o por separado los siguientes artículos:
Lorenza Escardó. Presentación :
Gérard Szwec. Los procedimientos autocalmantes en la búsqueda repetitiva de la excitación. (Los galeotes voluntarios)
Joaquín Manuel Parra Soler. Juan Rof Carballo: Pionero de la neurociencia afectiva española
Cristina Rolla. Los aportes de la psicosomática a la práctica y teoría del trabajo de un psicoterapeuta psicoanalítico
Gustavo Gaccetta. Más allá de la asociación libre. Modos particulares de procesamiento psíquico
Alicia Leisse de Lustgarten. El cuerpo. Un lugar de lenguaje
Mercedes Allendesalazar. Gaspar de la nuit
Presentación
Con este número 100 de la Revista de Psicoterapia y Psicosomática, queremos celebrar a los autores que con sus contribuciones han ido dando cuenta de las principales corrientes teórico-clínicas que atraviesan el campo de la psicosomática. Además aprovechamos la ocasión para agradecer también el trabajo de todos los equipos editoriales que han ido empujado nuestra publicación a lo largo de los más de 40 años con que cuenta ya. En todos estos años, la revista ha tratado de mantener vivo el objetivo con el que inicialmente fue creada, proponiéndose ser un espacio de intercambio científico entorno al pensamiento psicoanalítico y a los distintos ámbitos de dicho pensamiento, como la medicina, la psicosomática, la psicoterapia y el propio psicoanálisis. Ahora bien ¿de qué hablamos cuando hablamos de psicosomática? Sabemos que el término psicosomática es reciente respecto a las inquietudes sobre las relaciones entre cuerpo y alma, de las que se encuentran teorías a lo largo de toda la historia de la filosofía y de la medicina desde la Antigüedad. Ahora bien y aún a pesar de los movimientos más a menos dualistas a los que tampoco ha escapado esta disciplina (determinismo psíquico vs. somático)(1) , podemos convenir, siguiendo a Christophe Dejours(2) , que psicosomática designa hoy; tanto un campo de investigación referido a los procesos psicológicos que acompañan las enfermedades del cuerpo, como un tipo de prácticas, que fundamentan parcialmente, y aun exclusivamente, el tratamiento de las enfermedades del cuerpo en una acción psicológica. La investigación en psicosomática fue dando lugar a diferentes modelos que surgían a raíz de la observación clínica de pacientes somáticos y de las modificaciones que las particularidades de su funcionamiento psíquico producían en la clínica psicoanalítica clásica. Entre los fundadores tenemos el modelo de Marty y Fain, quienes plantearon en estos pacientes la ausencia de mundo fantasmático y la prevalencia de un pensamiento operatorio. Sus autores guardaban como referencia permanente al psicoanálisis, que orientó su origen y sus fundamentos. Del otro lado del Atlántico, Franz Alexander, desde la Escuela de Chicago, había sido también pionero en la observación psicosomática. Se iba definiendo por tanto un cierto perfil de organización psíquica, donde el pensamiento concreto, la falta de matices emocionales en los vínculos, acompañados por la ausencia de tono vital y una deficiente elaboración mental, establecían las condiciones que allanaban el camino para la somatización. De vuelta al continente, en Francia, los autores anteriormente citados crearon en los años 70 el Instituto Psicosomático de Paris (IPSO), donde prosiguieron sus investigaciones a partir del estudio sistemático de casos. Fueron surgiendo así otros modelos que partieron de la confrontación a los problemas clínicos allí encontrados y que el modelo precedente no podía explicar. Así por ejemplo el modelo de la tercera tópica de Christophe Dejours, que rompía el marco unitario precedente, al postular precisamente que cualquier persona puede ser susceptible de una descompensación psicosomática o que la vulnerabilidad a una descompensación existiría en todos, sin excepción. Desde el punto de vista de la técnica, ni que decir tiene que cada modelo implica sus particulares incidencias técnicas. Sin embargo, parece aceptado que si bien el encuentro con el paciente psicosomático impondrá ciertos parámetros que pueden ser diferentes de los de la técnica psicoanalítica clásica, por ejemplo modificación del setting, o de la técnica interpretativa, esto no implica la suspensión de un marco riguroso y de la búsqueda o provocación de la transferencia. Abrimos ahora esta breve Historia de la psicosomática con un texto que podemos catalogar ya del lado de los clásicos de esta disciplina, nos referimos a Los procedimientos autocalmantes en la búsqueda repetitiva de la excitación de Gerard Szwec. Como podrá observar quien tenga la dicha de leerlo por primera vez, se trata de un texto de estilo vivo y cuya ilustración clínica estimula y despierta el interés del lector por la reflexión. Es de agradecer también el diálogo constante que mantiene con el pensamiento de otros autores en una dinámica donde el rigor teórico y la apertura conviven felizmente. El concepto de procedimientos autocalmantes que ha resultado particularmente interesante para el trabajo clínico, introduce una diferencia o distancia cualitativa con el funcionamiento neurótico clásico y el autoerotismo asociado a la actividad fantasmática, mientras que los procesos autocalmantes consisten esencialmente en buscar la calma a través de comportamientos motores o perceptivos que pueden incluir sufrimiento físico. Estamos por tanto hablando de una regresión conductual en lugar de una regresión que da lugar a una actividad de pensamiento. En sus formas más autoagresivas pueden incluir antes del retorno a la calma, un primer tiempo de tensión, de excitación. Estos procesos constituyen un intento de controlar retroactivamente el miedo situando constantemente el peligro en el medio ambiente, constituyen una defensa contra el terror a un traumatismo que ha erosionado una función de para-excitación ya de por si insuficientemente constituida debido a una función materna deficitaria. Además creemos que con este concepto de procedimientos autocalmantes Szwec está recogiendo o bien trabajando una de las principales preocupaciones del psicoanálisis francés durante los últimos decenios del siglo XX. A saber el papel que ocupan en la estructuración del psiquismo infantil los mensajes de doble valencia que el adulto en su desconocimiento dirige al niño, mensajes conscientes pero comprometidos por el inconsciente (y a menudo por los aspectos más desligados de éste). Proseguimos el número con una selección de trabajos monográficos. Les presentaremos en primer lugar, como no podría resultar más ad oc, un texto dedicado a Juan Rof Carballo, quien fue fundador y director de nuestra revista. Se trata del trabajo de Joaquín Manuel Parra Soler, Juan Rof Carballo: pionero de la neurociencia afectiva española. Realiza su autor un recorrido por las tres obras mayores de Rof Carballo: “Patología Psicosomática” 1949), “Cerebro interno y mundo emocional” (1952), y “Urdimbre afectiva y enfermedad” (1961). En ellas encontramos lo más importante de su investigación psicosomática y neurocientífica, así como su célebre y fecundo concepto de urdimbre afectiva que vertebra y da sentido a toda su obra. Podemos decir que con este concepto Rof Carballo nos lleva a un estadio antiguo de la teorización freudiana, nos referimos a aquel de la auto-conservación. Con la salvedad de que el uso de este nuevo concepto no es cosmético u efectista, sino que con él introduce en el interior mismo de este campo de la auto-conservación los efectos del encuentro con el otro. Joaquín Manuel Parra Soler reivindica en este trabajo la figura de Rof Carballo como el pionero de la neurociencia afectiva española y nos recuerda también su importante labor clínica, docente, divulgadora y humanística. El segundo trabajo de esta sección está firmado por Cristina Rolla, quien con su texto, Los aportes de la psicosomática a la práctica y teoría del trabajo de un psicoterapeuta psicoanalítico, se une a este aniversario. Esta autora ha seguido en primera línea los avances de la psicosomática desarrollados desde el IPSO y nos pone sobre la pista de cómo los avances de una disciplina que surge del psicoanálisis van a lograr a posteriori enriquecer la matriz teórica de la que procede. Como es el caso de toda una reflexión sobre la clínica de lo negativo, del borrado, que van a anticipar y acompañar otros desarrollos en ese sentido, como los de Green o Botella. Consiguiendo así una psicopatología psicoanalítica ampliada que incorpora un mayor conocimiento de un funcionamiento psíquico muy particular que puede derivar en somatización y que tiene que ver con un empobrecimiento de la vida mental. El tercer monográfico seleccionado para este número 100, es el trabajo Gustavo Gaccetta, Más allá de la asociación libre. Modos particulares de procesamiento psíquico. Este texto introduce una problemática de corte más antropológico, a saber, si la cultura puede modificar y modifica la modalidad de sufrimiento de la época. A partir de ahí y una vez establecida esta hipótesis pasa a introducir, como bien indica su título, un tema clásico de la técnica en psicosomática. Sirviéndose del utilísimo par ligazón-desligazón propone una reflexión sobre la técnica en juego cuando estamos más allá de la neurosis. ¿Se puede verdaderamente apostar por el establecimiento de la regla fundamental con los pacientes somáticos? ¿Por un trabajo basado en la libre asociación del lado del paciente y la interpretación del lado del terapeuta? La respuesta parece evidente, pero entonces, ¿es posible aspirar por un trabajo previo de ligadura que facilite un aumento de representaciones preconscientes y permita después apostar por un trabajo asociativo? No podía faltar en este número una reflexión desde el ángulo de la psicosomática infantil que nos es aportada por Alicia Leisse de Lustgarten con su trabajo, El cuerpo. Un lugar de lenguaje. Asistida por un material clínico, la autora elabora unas reflexiones que sitúan al cuerpo como punto de partida de la articulación psíquica del sujeto. “El encuentro de una madre con su hijo no puede sostenerse en la sola atención al cuerpo fisiológico … y las fallas que suceden en el vínculo temprano, pueden cristalizarse en el cuerpo.” La interdisciplina fundamental por la que apostaba Rof Carballo hace ya un siglo, es defendida también por esta autora para dar salida a la estéril polémica entre lo somático o lo psíquico en la puja por la comprensión de las disfunciones que refieren a la clínica psicosomática. Cerramos este número con una reseña de Merecdes Allendesalazar, filósofa y psicoanalista, que comparte con nosotros un libro conmovedor. Se trata de Gaspar de la nuit, escrito por otra filósofa, Elisabeth de Fontenay. Una autobiografía de su hermano, “hermano silencioso, de quien no se sabe muy bien cuál fue la enfermedad: ¿deficiencia?, ¿psicosis infantil?” Un libro que nos remite a los estudios y debates que generaron en la Ilustración los niños salvajes, Kaspar Hauser en Alemania (de quien toma el nombre Elisabeth para mantener en el anonimato a su hermano) o Víctor de Aveyron en Francia. Resolver este enigma obliga y salva en partes iguales a su autora, quien intentará recorrerlo “acercándose a la historia de la psiquiatría, a poetas, a psicoanalistas y a algunos filósofos”. Y si en este número dedicado a la historia de la psicosomática hemos tratado, como no podía ser de otra forma, del enigma que va más allá de la neurosis o de la clínica de lo negativo, Mercedes Allendesalazar nos aporta en esta reseña la interesante idea de «las innumerables muertes de la infancia». “Muertes múltiples, que cada uno, hombres y mujeres de a pie, atravesamos como podemos al comienzo de nuestras vidas.”
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(1) Dominique Cupa en la editorial al número “La psychosomatique contemporaine (part. 1)”, Le Carnet PSY, n° 126, 2008, exponía un paradigmático y reciente ejemplo de esta situación con el descubrimiento en 1995 de la helicobacter pylori. En ese momento y de un plumazo la psique con sus complejidades y su violencia ya no estaba involucrada en el devenir somático. La úlcera, después de haber sido provocada por una causa psíquica, ahora lo era por una causa somática. Nos encontrábamos así de nuevo en pleno dualismo. Sin embargo el desenlace de esta historia nos afirma en la idoneidad de pensar que cuerpo y psique se organizan muy íntimamente, tal y como defiende la psicosomática contemporánea. También nos muestra que Descartes estaba equivocado.
(2) C. Dejours, “Psicosomática”, Topia, Un sitio de psicoanálisis, sociedad y cultura, Octubre, 2008. Https://www.topia.com.ar/articulos/psicosom%C3%A1tica
Lorenza Escardó Zaldo Directora
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