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PRESENTACIÓN
Lorenza Escardó Zaldo
ARTÍCULO CLÁSICO
Trastorno del desarrollo temprano como condicionante de la enfermedad psicosomática
Marta Bekei
ARTÍCULOS MONOGRÁFICOS
Acoger la vida, anunciar la muerte: Alicia..... Un encuentro agridulce
Pascual Palau Subiela
Identidad Femenina y Anorexia en la adolescencia
Encarna Amorós, Sonsoles Puchades y Gisela Renes
Climaterio asculino
Beatriz M. Rodriguez
Psicosomática en el proceso de envejecimiento
Milagaros Cid
RESEÑA
Niños y adolescentes desafiantes, la problemática de nuestros días
Dagfinn Méndez-Leite
Nº 90 (digital) CICLOS VITALES Y PSICOSOMÁTICA
Estimados lectores resulta oportuno abrir la presentación de este nuevo número, Psicosomática y ciclos vitales, recordando la figura de Erik Erikson (1902-1994) a quien, además de por ser el primer hombre que se dedicó al análisis infantil, se le conoce sobre todo como el psicólogo del “ciclo vital”. A diferencia de otros autores interesados por el desarrollo humano, Erikson consideraba que los cambios evolutivos no terminan en la adolescencia, sino que el ser humano experimenta cambios psicológicos significativos durante toda su vida: desde su concepción hasta la muerte. Como saben el autor hace un repaso de ocho etapas que empezando por los primeros momentos de la vida acaba en la senectud. Este estudio se completaba con la descripción de lo que sucede cuando no conseguimos superar adecuadamente el reto.
Así el número que tienen en sus manos, el noventa ya, es sin duda deudor de esta perspectiva pues está dedicado a profundizar la idea de la vida como ciclo en el que unas etapas resignifican a otras y donde existen elementos que toman significado gracias a ciertas fuerzas básicas que aparecen ya en el origen de la vida. Sin embargo debemos decir que mientras el modelo de Erikson era esencialmente psicosocial, nuestro enfoque editorial ha consistido en la selección de un conjunto de trabajos que centrados en el desarrollo humano se caracterizan además por introducir una aproximación psicosomática y psicoterapéutica.
Así y como viene siendo habitual también abriremos el número con un artículo que podemos considerar ya un clásico, se trata del trabajo presentado por Marta Bekei en el 32º Congreso Psicoanalítico Internacional de Helsinki en 1981, Trastorno del desarrollo temprano como condicionante de la enfermedad psicosomática. En él la autora identificaba un vacío en lo que respecta a investigaciones psicoanalíticas dedicadas a los trastornos psicosomáticos y presentaba una hipótesis según la cual el trastorno condicionante de la enfermedad psicosomática se debe a una interferencia específica en la evolución objetal, proceso que transcurre paralelamente al desarrollo libidinal, pero que según la autora está sujeto a otras leyes.
Considera que aunque en el desarrollo normal ambas líneas son paralelas e interdependientes, dándose una interrelación armónica entre ambas; en la patología la evolución de los dos procesos puede ser independiente y podemos clasificar los trastornos investigando cuál de los procesos está interferido. Plantea que mientras las perturbaciones en el desarrollo libidinal llevan a la neurosis, las perturbaciones en el desarrollo de la relación de objeto conducen a trastornos psicóticos, fronterizos, psicopáticos y psicosomáticos. Como verán lo que esta autora expone a lo largo de su trabajo es que la patología subyacente a los trastornos psicosomáticos es vincular. Proponiendo un modelo que a su modo de ver podría funcionar como un “programa preventivo de vasto alcance” en el que propone un trabajo en colaboración con otros profesionales, que si bien excede el marco de un análisis, podría conseguir multiplicar sus efectos al lograr aconsejar tratamiento en momentos críticos del ciclo vital e incluso antes de que se haya configurado la patología.
En el segundo trabajo seleccionado, Acoger la vida, anunciar la muerte: Alicia.., un encuentro agridulce, el psicosomatólogo de bebés y niños Pascual Palau nos presenta un caso impactante, la narración del acompañamiento psicoterapéutico y psicosomático de una familia a la que, al poco de nacer su hija, se le anuncia el riesgo de que fallezca en pocas semanas, por causa de una enfermedad irreversible. El autor se pregunta “¿cómo es posible vincularse al ser que se va a perder, si la vinculación con ese bebé requiere de una implicación emocional muy profunda, cuyas raíces llegan a la vivencia bebé-madre/padre que se fue antaño?”.
Vemos por tanto como en este trabajo se hace también muy presente la problemática vincular, mostrando hasta qué punto el equilibrio de Alicia, su salud, se apuntala en el equilibrio emocional parental. Así la angustia parental intensa percibida por el bebé, desborda su capacidad psíquica de asimilación y desencadena distintas alteraciones somáticas.
El autor muestra como la función de la psicosomática especializada en bebés y niños resulta especialmente necesaria en los casos afectados físicamente, donde más que nunca se ha de tener en cuenta que el equilibrio psicosomático del bebé es interdependiente del de sus padres. A la vez que sensibiliza sobre ésta interdependencia psicosomática del bebé en situación de riesgo.
Con el siguiente trabajo vamos a pasar a una nueva etapa del ciclo vital, la adolescencia. En Identidad femenina y anorexia en la adolescencia, sus autoras logran ligar con éxito teoría y clínica, dejando ver en cada momento qué teoría guía sus pasos y reflexiones. Todo ello queda reflejado en una atractiva y concisa apoyatura bibliográfica.
Se nos presenta en este artículo una paciente con una fragilidad narcisista de base, que dificulta la tarea del proceso adolescente y en donde no solo se juega “la reedición del conflicto edípico, sino que se pone en un primer plano la fragilidad somática con toda la problemática narcisista”.
La hipótesis de un déficit en el desarrollo objetal se plantea de nuevo en este trabajo, así las autoras sostienen como la paciente “muestra la existencia de fallas en el primer vínculo con la madre”, a la vez que plantean la existencia de un fondo psicosomático de base.” Un deficitario investimiento materno promueve la activación de defensas precoces que a su vez generan intensas dificultades primarias en la estructuración del psiquismo. Por ejemplo, la escisión haría “que el organismo no sea capaz de instalar un funcionamiento regulador y autoprotector dejando al psiquismo al margen”.
El trabajo evidencia a su vez, como la anorexia, dada la complejidad de su etiología y patogenia, también nos obliga a integrar lo biológico, lo psíquico y lo social.
En cuarto lugar van a encontrar el trabajo Climaterio masculino de la autora argentina Beatriz M. Rodríguez, que estrena colaboración con nuestra revista y a la que le agradecemos su interés y atención.
Con este texto pretendemos divulgar una problemática, la transición de la madurez y la vejez en el caso de los varones, que ha sido “poco trabajada por las ciencias médicas, incluso a menudo desmentida por los varones y aun por muchos profesionales de la salud. Situación que ha condicionado un proceder estereotipado de los profesionales, muchas veces de carácter iatrogénico”.
Desde el psicoanálisis ya Freud en varios artículos mostró interés por esta etapa del ciclo vital, por ejemplo en 1910, “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente”, llama la atención sobre un factor somático que podría tener participación en la enfermedad del doctor Schreber, y explicaba que éste contaba con 51 años y se encontraba en época crítica para la vida sexual.
“Aquella en que la función sexual de la mujer, tras un previo acrecentamiento, experimenta una vasta involución, pero de cuya gravitación tampoco parece a salvo el hombre; (pues) también para este hay un ‘climaterio’, con las disposiciones patológicas que de él se siguen”.
La investigación que aquí presenta Beatriz M. Rodríguez, consiste en la articulación un modelo que contempla la complejidad relacional sexualidad-climaterio-género. Y a su vez presenta un conjunto de herramientas para la intervención interdisciplinaria en el abordaje del climaterio como una etapa vital del varón, con el propósito de elaborar su conflictiva y sus duelos.
Concluye la autora, tal y como ya pronosticó a finales de los años 90 en sus estudios sobre el climaterio femenino, que el malestar que el hombre climatérico soporta mientras lo atraviesa, es debido mucho menos a la disminución de la actividad hormonal que a la incidencia en su subjetividad de condicionantes socioculturales.
Para abordar la senectud, octava etapa de las descritas por Erikson en su estudio del ciclo vital, hemos seleccionado un trabajo de Milagros Cid, Psicosomática en el proceso de envejecimiento.
La novena década de la vida humana es una etapa a la que cada vez acceden más personas y en la que el hombre y la mujer deben afrontar otros placeres y desafíos.
En este trabajo se pone en valor la idea de que las posibilidades de elaborar traumatismos así como de relanzar procesos psíquicos estancados está presente a lo largo de toda la vida, pues éstas van a depender más de las características del funcionamiento mental y menos de la edad en sí misma. Por ello la autora llama la atención sobre el hecho de que los psicofármacos sean utilizados de forma masiva en este grupo de edad mientras las ofertas psicoterapéuticas escasean. Hecho paradójico si tenemos en cuenta que se trata de un momento vital en le que balanza somato psíquica, que ha representado un equilibrio que a lo largo de la vida, sufre diversas alteraciones que expondrán al cuerpo biológico a los excesos de excitación no mentalizados, lo que abriría la vía a nuevas descompensaciones somáticas.
Acompaña el texto una de una viñeta clínica que muestra como evidentemente éstas psicoterapias “exigen un conocimiento de los procesos asociados al envejecimiento, y de la particular intrincación somato-psíquica, exigiendo un cuidadoso diagnóstico y una posición realista respecto a las posibles expectativas vitales”.
Finalmente la reseña de este número corre nuevamente a cargo
de Dagfinn Méndez-Leite quien nos da noticia de la última visita a nuestro país de Beatriz Janin y su conferencia Niños y adolescentes desafiantes la problemática de nuestros días.
Queridos lectores esperamos que puedan disfrutar de este nuevo número, de hecho creemos que así será, pues en él se habla de todos y cada uno de nosotros, de las etapas que hemos vivido y de los retos que nos quedan por superar.
Lorenza Escardó Zaldo
Subdirectora