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PRESENTACIÓN
Ana Alonso Arrese
ARTÍCULO CLÁSICO
La metamorfosis de la pubertad
Sigmund Freud
ARTÍCULOS MONOGRÁFICOS
Adolescentes... ¿Por qué el cuerpo?
María Hernández
Notas sobre pubertad, traumatismo y representación
Rodolfo Uribarri
El adolescente, ese visitante de lo arcaico
Florian Houssier-
Pubertad y cuerpo
Encarna Amorós, Sonsoles Puchades, Gisela Renes, María Vidal
Encrucijadas de los adolescentes de hoy
Beatriz Janin
RESEÑA
Técnicas de psicoanálisis infantil
Magdalena Calvo Sánchez-Sierra
Nº92(digital)PUBERTAD Y PSICOSOMÁTICA
Estimados lectores, presentamos el nº 92 de nuestra revista, esta vez dedicado a la Pubertad y psicosomática, gran tema de debate y reflexión, pues es una de las etapas más complicadas de definir del
ciclo evolutivo del ser humano, entre otras cosas, por la proximidad,
continuidad y solapamiento, con la adolescencia. Ambas cosas se
dan en este proceso siempre que no haya una regresión patológica
hacia los objetos infantiles. Este hecho hace que, pubertad y adolescencia, vayan de la mano a la hora de irrumpir en la estructura vital de cada persona en sus vertientes física, psíquica y emocional.Si bien pubertad y adolescencia son momentos vitales en los que
la conflictiva somato, psíquica y sexual es sutilmente distinta, ambos
tienen origen en las primeras relaciones de objeto y como estas se
han ido desarrollando y resolviendo en la subjetividad de cada uno.Así como en lo puberal se realizan descargas de pulsiones directas,
en lo adolescente se hace presente la sublimación, donde entra en
juego la capacidad de representación y simbolización, dejando a
un lado la genitalización y buscando un objeto sexual exogámico.
Se busca otro cuerpo en el que encontrarse, más allá del placer
autoerótico.En la pubertad, el encuentro con el propio cuerpo y la aceptación
de sus cambios es una quimera. En este momento la relación con el
cuerpo sexuado es ambivalente, fluctuando entre el amor y el odio,
esto va a depender de la relación con la madre y la elaboración de la
separación de su cuerpo. Como decía Winicott D. (1979), “El cuerpo
es el primer objeto que ha de sobrevivir a los ataques agresivos del
adolescente”.Para Philipe Gutton (1991), lo puberal se posiciona como el
advenimiento de un evento que elabora la neurosis infantil y la obra
de historización que tiene lugar propiamente en lo adolescente.Esta es una de las diferencias entre lo puberal y lo adolescente,
en lo puberal se reedita el complejo de Edipo y en la adolescencia se
disuelve este conflicto.Abrimos el nuevo número con el artículo clásico que, en este
caso, presentamos de la mano de Sigmund Freud. Les remitimos al
tomo VII de las “Obra Completas” tomando como punto de partida
“Tres ensayos de la teoría sexual”, de estos publicamos el Ensayo III
que corresponde a “Las metamorfosis de la pubertad”.Dentro de los apartados de este ensayo, destacar las aportaciones
de Freud sobre una de las características principales de esta etapa
evolutiva “El hallazgo del objeto” (apartado nº 5). La elección de
objeto sexual externo a uno mismo que ayude en la gestión del tránsito de la sexualidad infantil, donde prima la pulsión sexual autoerótica, a la sexualidad adulta. Este tránsito ni mucho menos es un camino fácil, pues mucho depende de las relaciones de objeto primarias y arcaicas que el sujeto haya desarrollado con aquellos que le hayan provisto de cuidados, de ternura, etc. El hallazgo o encuentro del objeto es propiamente un reencuentro, pues la inclinación infantil hacia los padres es sin duda el más importante de los senderos que, renovados en la pubertad, marcan después el camino a la elección de objeto.La adolescencia intenta hacer una representación psíquica de los
cambios corporales que se manifi estan en la pubertad. Durante la
primera parte de su obra, Freud habla de la resignificación ligada a
lo puberal, donde destaca la importancia de trabajo psíquico en la
reedición del Edipo puberal, “no hay proceso puberal-adolescente
sin reedición genital del Edipo”.A lo largo de este apartado, Freud señala la importancia que
tienen las pulsiones para la vida anímica, para todos los logros éticos
y psíquicos que ha de emprender y consumar a lo largo de su vida,
junto al papel crucial de la madre o la persona que ejerza la función
materna para el desarrollo de la persona como ser íntegro.Señala también los efectos de un exceso de ternura que, en la
actualidad, llamamos hiperproteccionismo parental, pues apresura la maduración sexual. Que el niño se muestre insaciable en su demanda de ternura de los padres, puede anunciar una posterior neurosis, cuando no consiguen satisfacer su libido, esta se transformará en angustia.En este apartado explica como efectos posteriores de una
elección infantil de objeto, la repetición de los modelos paternos y
la importancia de los vínculos infantiles con ellos y la prevención de
la inversión.En esta transición hacia el hallazgo del objeto, aparece la barrera
del incesto como inhibición sexual, a modo de ley, que da respuesta
a mantener un orden de carácter ético, moral y cultural dentro de
la sociedad. Se implantan los mandamientos morales que excluyen
de la elección de objeto a los parientes consanguíneos y personas
amadas en la niñez. Junto a este, otro de los logros psíquicos de este
momento es el desasimiento con respecto a la autoridad de los padres, con el riesgo que esto conlleva en la retirada de la ternura paterna y, al mismo tiempo, este es un paso necesario para el avance de la cultura entre generaciones. Estos aspectos psíquicos se articulan con los cambios corporales en esta etapa.La vida sexual del púber se despliega a nivel de su fantasía, siendo
representaciones que no llegan a ejecutarse.En el segundo trabajo seleccionado, Adolescentes, ¿Por qué el cuerpo? María Hernández nos presenta de manera muy gráfica, la
trayectoria de la relación psíquica con lo corporal, desde la infancia
pasando por la pubertad y siguiendo con la adolescencia. Insiste
en la importancia de la separación con el cuerpo de la madre en la
infancia como factor que predispone a una buena relación del púberadolescente con su cuerpo y lo ejemplifica a lo largo de las viñetas clínicas que expone. Finaliza el artículo haciendo referencia al trabajo analítico y la importancia de la contratrasferencia del analista en el trabajo con púberes y adolescentes.Como novedad en la revista, en el tercer trabajo presentamos al
psicoanalista francés Florian Houssier, con su artículo Adolescentes,
ese visitante de lo arcaico. A lo largo del artículo, el autor hace
referencia a la obra de Freud, rescatando entre otros conceptos
Unheimlich, o la inquietante extrañeza hacia el propio cuerpo y como “el aflujo pulsional puberal y su potencialidad desorganizadora, ofrecen puntos comunes con el sentimiento de extrañeza”.Describe esta etapa como un proceso de transformación, una
mutación de piel donde los mecanismos arcaicos son retrabajados,
“en la adolescencia se rehace la piel”.En el cuarto trabajo seleccionado, Pubertad y cuerpo, sus
autoras abordan la relación entre cuerpo y psique, y todo el trabajo
psíquico que ha de realizar el púber para aceptar e integrar todas
las transformaciones corporales que ocurren en este momento. Este
proceso de integración va a depender de la calidad de los primeros
vínculos y la herencia de lo arcaico que se reeditan en este momento.Continuamos con el trabajo de Rodolfo Urribarri, Notas sobre
pubertad, traumatismo y representación. En este artículo el autor
plantea y ejemplifica a través de distintas viñetas clínicas, el carácter
traumático de los cambios corporales en el psiquismo del púber.
Escribe sobre los efectos cuando estos cambios se dan de manera
temprana, brusca y en un corto espacio de tiempo, y cuando hay
retardo en este proceso de transformación.Finalizamos la selección con el trabajo de Beatriz Janin,
Encrucijadas de los adolescentes hoy. En este artículo la autora hace
una descripción de la problemática somato psíquica con las que tiene que lidiar el adolescente en nuestros días. La autora hace referencia al cuerpo como portavoz de la no palabra, de lo que no se habla, “la historia deja marcas y la memoria tiene distintas caras, y una de ellas son las marcas del cuerpo”. Las marcas pueden ser de dolor, de violencia, de abandono o de identificaciones.Al mismo tiempo, destaca como en este momento la capacidad de
hacer proyectos son la presencia de la pulsión de vida que frena los
impulsos autodestructivos que se erigen en esta etapa, y es uno de
los factores que ayuda a elaborar todos los cambios que acontecen
en este momento.Como cierre de este número de la revista, la reseña corre a
cargo de Magdalena Calvo, quién nos presenta el libro Técnicas de
psicoanálisis infantil, de Antonino Ferro (1998).Queridos lectores esperamos disfruten de la lectura de este
nuevo número. Aunque complicadas, la pubertad y la consiguiente
adolescencia, son etapas de nuestro ciclo vital caracterizadas por una gran creatividad en la manera de resolver los conflictos propios de este momento que suponen trazar los senderos sobre los que dibujar el camino hacia la vida adulta.Ana Alonso Arrese
Comité Editorial