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Nº 99 ABRIL 2019, ADICCIONES

Puede adquirir la revista completa o por separado los siguientes artículos:

  1. Encarna Amorós. Presentación :

  2. Joyce McDougall. neonecesidades y soluciones adictivas

  3. Sabin Aduriz.Enfrentar el dolor psíquico: La interpretación de la adicción en la transferencia.

  4. Victor Korman. El sujeto sujetado a la droga:Drogadicciones y narcisismo

  5. Rafael Marucco. Aporte a la metapsicología de la adicción

  6. Maria de la Callle Ysern. La deconstrucción de lo femenino

  7. Valle Laguna; Rossend Camón; Berta Requejo; Anna Romera. sobre el psicoanálisis y las psicoterapias de orientación psicoanalítica

Presentación

Con este nuevo número de la revista, dedicado al tema de las Adicciones, abordamos una cuestión de tremenda actualidad. No solo nos encontramos con la adicción al alcohol, el tabaco, los fármacos u otro tipo de sustancias, también a las adicciones al juego, a los otros, a internet, al móvil, y un largo etcétera. Por tanto, cuando abordemos esta problemática habremos de considerar que el problema no reside tanto en la droga sino en las peculiaridades del sujeto, en cómo se siente él frente a su objeto de adicción. Habitualmente el paciente con adicciones se presenta en nuestras consultas con una demanda urgente, con gran dificultad para tolerar la tensión, el dolor, la frustración y las situaciones de espera. Generalmente muestra una modalidad narcisista de actuación, puede hacer lo que quiere, cuando quiere y como quiere, no tiene límites. Podemos intuir que en estos sujetos ha habido fracasos importantes en el desarrollo del psiquismo temprano. Desde un punto de vista evolutivo, en el ser humano la aceptación de la separación crea la incompletud en el individuo. Cuando hay dificultad para reconocer esa incompletud, porque se vive como una herida narcisista, la separación es negada para no renunciar a esta fantasía de omnipotencia. No hay una clara diferenciación entre el sujeto y los otros, que solo son tenidos en cuenta en la medida en que atienden sus demandas. Con el tratamiento, y a través del vínculo terapéutico, se persigue generar un cambio, aumentando la capacidad de comprensión del paciente y disminuyendo la actuación. También el proceso terapéutico puede representar un lugar que contiene, un espacio donde el paciente puede depositar sus angustias. La virulencia de la destructividad puede ser modificada, y a medida que aumenta la capacidad para soportar el sufrimiento mental, el individuo puede alcanzar una mayor integración, lo que incrementa su capacidad para enfrentarse a las partes del self que son rechazadas por el sujeto. De esta forma, disminuye la disociación y aumenta la integración. Hemos elegido cómo clásico el texto de Joyce Mc Dougall “Neonecesidades y soluciones adictivas” publicado como capítulo en su libro Las mil y una caras de Eros. La autora profundiza en la dimensión económica de la sexualidad cuando tiene el papel de droga. Hace referencia a Freud, al decir que los objetos de necesidad son innatos, mientras que los objetos de deseo son creados, y señala que mientras el individuo se ve obligado a utilizar a un partenaire de uno u otro sexo como ha utilizado a la madre de la primera infancia, las relaciones sexuales siguen estando ligadas a un objeto externo separado de los introyectos fundamentales, quizás porque estos últimos están ausentes, dañados o son demasiado amenazantes en el mundo interno. Este apego “adhesivo” le impide al sujeto identificarse con introyectos esenciales, y puede también hacer fracasar todo intento de mantener relaciones sexuales apuntaladas por sentimientos amorosos. En la relación de dependencia total del bebe con la madre, el niño tiende a conformarse a las expectativas que la madre proyecta sobre él. En ese acuerdo sensual de los dos, cada uno es un instrumento de gratificación para el otro. Existe el peligro de que el niño no pueda llegar a constituir en su mundo interno la representación de una instancia materna cuidadora, con capacidad para contener y manejar sus estados de sufrimiento psíquico o sobreexcitación. La actividad o la sustancia adictiva son sustitutos de un objeto transicional. Los objetos adictivos sólo resuelven momentáneamente la tensión afectiva, pues son soluciones somáticas y no psicológicas, en reemplazo del quehacer materno primario faltante. La solución adictiva es un intento de autocuración ante los estados psíquicos amenazantes. Algunos individuos se alimentan de otros como objetos de necesidad narcisista. Esta manera de utilizar personas para aliviar las angustias intolerables es un intento de apoyarse en el otro o fusionarse con él, estableciendo una relación de dependencia infantil y de demanda inagotable. La dimensión adictiva de la sexualidad humana puede también conceptualizarse como debilidad de los procesos de internalización, en particular del ambiente materno, siendo la madre vivida por el niño en desasosiego como impotente para modificar su sufrimiento físico o psíquico. La autora apuntala sus ideas con una viñeta clínica en la que muestra aspectos de la economía psíquica que alimenta la sexualidad droga. Iniciamos el monográfico con el artículo de Sabin Aduriz Enfrentar el dolor psíquico: la interpretación de la adicción en la transferencia. El autor nos dice que en el desarrollo del proceso analítico de los pacientes con trastornos adictivos cobra una importancia decisiva la interpretación de la puesta en acto transferencial de los montajes adictivos. A través del proceso psicoanalítico de un paciente muestra las identificaciones adictivas inconscientes, poniendo el acento en un paso esencial llevado a cabo por el paciente gracias al proceso de interpretación transferencial, en un momento de recaída en la toxicomanía. Tal paso produce una doble ruptura con el rol imaginario del analista como un doble familiar y como proveedor de la sustancia mágica, proceso en que el encuadre psicoanalítico tiene un papel fundamental. Mediante esta doble ruptura el paciente puede tolerar una dependencia transferencial que no es una mera reedición de la dependencia adictiva, efectuando un pasaje de formas inertes y robotizadas, auto y hetero destructivas, a formas fantasmáticas vivas. El trabajo de contratransferencia se revela esencial para acoger el mensaje del paciente: el toxicómano ha podido representar para su propia madre un cuerpo extraño inasimilable. El analista ha de rescatar la búsqueda libidinal del paciente y estar muy atento a la dialéctica entre la libido del Yo y la libido objetal, venciendo lo tanático que tiende a una reducción al nivel cero de excitación. La aparición del fantasma depresivo en la transferencia es un movimiento de báscula en la cura. Así mismo la interpretación de la transferencia pudo poner en cuestión una fantasía de interminabilidad del análisis, que no había sido elaborada hasta entonces. En la última parte del artículo el autor desarrolla unas conclusiones teórico-clínicas sobre el tema. A continuación, presentamos el texto de Victor Korman EL sujeto sujetado a la droga: drogadicciones y narcisismo. En este artículo el autor intenta desvelar la problemática psíquica de aquellos que han establecido una relación adictiva con un objeto, sea éste droga, alcohol, otra persona, comida, teléfono, ordenador, televisión, máquinas tragaperras, etcétera. Pero también se sostiene que en la escucha atenta de cada sujeto sujetado a las drogas se descubre un fenómeno paradojal: el “cuelgue” de los abstemios, de los “no consumidores”. Para que ese descubrimiento acontezca se requiere no reducir las drogadicciones al consumo creciente de sustancias y no equivocarnos respecto de los males que aquejan a los toxicómanos: el problema no reside tanto en la droga que consumen sino en las peculiaridades de la constitución subjetiva de cada uno de ellos. Entonces podrá escucharse a los pacientes a través de los variados discursos corrientes sobre la drogadicción que han hecho suyos y con los cuales se arropan para eclipsar su condición de sujetos. Ese mismo desmontaje nos hará evidente que los factores subjetivos que sustentan y condicionan las toxicomanías están de hecho más extendidos y diversificados de lo que aparecen a simple vista. Los adictos muestran algunas verdades palpables en todos y cada uno de los seres humanos. Por ejemplo: la conflictiva relación que sostenemos con la realidad cotidiana, nuestros vínculos intrincados con el goce y la libertad, las resistencias para aceptar la finitud de la vida, el tremendo desamparo y la fragilidad que nos habita, la dificultad para entablar lazos diferentes de los narcisísticos, nuestras tendencias a las fascinaciones e idealizaciones masivas. El autor señala que nada de esto es patrimonio exclusivo de los drogodependientes. Rafael Marucco, en su artículo Aporte a la metapsicología de la adicción expone que la idea de pensar la metapsicología de la adicción, obliga a hacer una aclaración. Considera que la metapsicología bien entendida se encuentra en un campo que se da entre un terapeuta y su paciente. En el campo constituido por ambos, se construirá una metapsicología específica para cada caso. Nos dice que ésta metapsicología que presenta es sólo una de las tantas posibles miradas metapsicológicas de la adicción. Para una mejor comprensión de estas ideas, separa la estructuración psíquica en: Edipo, narcisismo y pulsión de muerte. Para así desarrollar una hipótesis acerca de la adicción que se ordenará bajo estos tres ejes. Aclarado este punto colateral, la hipótesis que plantea es compartida por varios autores, entre los que se encuentran Charles Melmann, Sylvie Le Poulichet y fundamentalmente Joyce McDougall. Esta hipótesis es que la adicción como cuadro psicopatológico está en relación a la estructuración narcisística, que va a involucrar tanto el eje edípico (la función de los padres y el complejo de castración a él relacionado), y a la economía psíquica como forma de organización en relación al eje pulsión de vida- pulsión de muerte. La adicción es entendida como una consecuencia de una mala organización narcisística, y por lo tanto una defensa frente a la precariedad del yo, que se da en parte por fallas en las funciones paternas y la liberación de la pulsión de muerte como efecto de la desligadura que se produce en el cortocircuito sintomático. Continuamos con el artículo de María de la Calle El uso calmante de las adicciones, texto en el que la autora comparte una experiencia clínica, llevada a cabo en una institución para el abordaje y resolución de los problemas de drogodependencia en jóvenes. Se contempla el problema desde tres puntos de vista: el impacto que supone para los profesionales que trabajan esta patología; las familias que cooperan tanto en la creación de la disfunción como en su resolución, y los jóvenes pacientes que evolucionan desde un frecuente oposicionismo a abandonar las drogas, hasta una reflexión sobre las posibles carencias y traumas que desembocan en su consumo. Es el trabajo coordinado de un grupo de profesionales, tanto los que trabajan sobre los aspectos conductuales del problema, como los que se aproximan a lo más inconsciente, lo que le permite a la autora hablar de un importante porcentaje de éxito. Ante la presentación del “Plan para la Protección de la Salud frente a las pseudoterapias” del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, y como cierre de este número de la revista introducimos el apartado Noticias de actualidad. Reproducimos el artículo de los autores Valle Laguna, Rossend Camón, Berta Requejo y Anna Romera Sobre el psicoanálisis y las psicoterapias de orientación psicoanalítica. Los autores comparten el necesario objetivo de regular y actualizar la práctica profesional de la Salud Mental tanto en el ámbito público como en el privado, ya que forma parte de la responsabilidad deontológica de nuestras profesiones y en este sentido, realizan una serie de puntualizaciones sobre la consideración del Psicoanálisis, en respuesta a la citada necesidad y a opiniones tópicas que desde hace años se vierten en medios de comunicación, redes sociales y algunos medios profesionales. Aclaran que el Psicoanálisis actual es una psicología eminentemente centrada en los fenómenos relacionales y que parte de una concepción bio-psico-social del ser humano, y por tanto, está basado en una multicausalidad compleja. Evoluciona continuamente en nuevos modelos que intentan aportar comprensión sobre el funcionamiento humano, así como en nuevas técnicas y formatos de intervención que logran buenos resultados, al menos tan buenos, y en algunos aspectos, mejores que otros tratamientos basados en la evidencia en psiquiatría. Desde hace unos años se vierten opiniones en los medios de comunicación, redes sociales y también en algunos medios profesionales, desautorizando la validez científica del Psicoanálisis y su eficacia terapéutica. Dichas opiniones se apoyan en numerosos tópicos que, a fuerza de repetirse, pueden ir convirtiéndose en “certezas autorizadas”. Dada la complejidad del Psicoanálisis se podrían entender dichos tópicos entre el público que no lo conozca de cerca; pero cuando estas opiniones son expresadas por profesionales de la Salud Mental, e incluso por medios universitarios, los autores concluyen que se deben a una pereza intelectual de quien las divulga o a una estrategia de difamación interesada y malintencionada. Con este artículo responden a estas opiniones tópicas dando una breve información respecto a los siguientes puntos: Qué es el Psicoanálisis, Ámbitos de aplicación, población, dificultades y psicopatología que aborda, Validez científica del Psicoanálisis y eficacia de las psicoterapias psicoanalíticas, y La formación en las instituciones psicoanalíticas y de psicoterapia, Respuesta a algunos tópicos frecuentes. Estimados lectores, esperamos que la lectura de este nuevo número de la revista os resulte estimulante y abra nuevos interrogantes acerca de este tema tan actual como es el de las adicciones. Por otro lado, deseamos que estos contenidos os animen a participar en la elaboración de los próximos números de la revista, cuyas temáticas serán “Historia de la Psicosomática”, “Trastornos de Personalidad” y “Violencia”. Encarnación Amorós Ruiz Subdirectora

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